El asistente técnico de los escarlatas, Alex Escobar, habló de su sublime amor hacía el equipo en el que se formó y en el que continúa ligado. 'Queremos quedar eternos en la historia del equipo', comentó.Seguramente no existe otro deporte que genere tan intempestivos cambios de ánimo en las multitudes. Bajo el más justiciero sol o en una irresistible helada. Con tierra, charcos, guayos, tenis o hasta descalzo. No han impedimentos para hallar el disfrute de correr pateando, consintiendo el cuero.
Y en la práctica de acariciar el balón, Alex Escobar obtuvo su graduación. Con el América estuvo en los gloriosos como un virtuoso jugador. Ahora en los dolorosos de los rojos en el Torneo del Ascenso, desea lograr su maestría en el cuerpo técnico que lidera Diego Édison Umaña.
El 'Pibe' del barrio Obrero tiene la piel del hincha. Vive como el profesional apasionado recordando sus épocas como amateur; ataviado de rojo, detrás de sus referentes, recogiendo bolas. Escobar ha hecho todo el proceso.
"Para nosotros, la 'vieja' nos dio nuestra vida, pero el corazón nos lo dio América, y así lo vamos a hacer con todo. Ojalá Dios nos dé esa oportunidad de quedar eternos en la historia del América. No hay que pensar en el Cartagena, ni en los otros rivales. Tenemos que pensar más en nosotros", manifestó el asistente técnico del América.
"De la caída a la gloria."
Velocidad y precisión. Un equipo voraz, contundente, entusiasta. La mejor demostración del buen fútbol que se ha desplegado en los últimos años en el balompié colombiano.
Gratos recuerdos del América del 2008. Jugó las dos finales del año. Cayeron, pese a ser los mejores, pero se pusieron en pie y alcanzaron la gloria a fin de año. Fue la estrella 13 para los escarlatas, la última celebración.
Fueron dos polos algo cercanos a los que vive el América en la actualidad.
"En el 2008 también hicimos un gran trabajo, la gente estaba muy ilusionada, pero al final no logramos el campeonato. Nos dio durísimo. Umaña lloró en la habitación delante de nosotros.
Lloramos todos, nos quedamos hasta la madrugada. Teníamos mucha impotencia. Era un grupo muy joven pero al final lo que pasó, lo potenciamos en el siguiente campeonato y logramos un merecido título", recordó el 'Pibe' del barrio Obrero.
No obstante, para Escobar, actualmente existe más impaciencia, una mayor tensión.
"Son dos situaciones diferentes. Lo otro fue una final y este es un ascenso. La gente tiene esa ilusión y están sufriendo. Este equipo está jugando con el corazón del hincha. A pesar de muchas críticas y problemas, este grupo ha sido fuerte. Nada ha echado por la borda el trabajo que se viene haciendo".
"En la B no hay poesía."
El Torneo del Ascenso colombiano es un propicio escenario para refrendar que en el fútbol actual se atrofia la osadía, se impide gozar. Gramas en mal estado, estadios sin tribunas reglamentarias. Equipos que compiten más por la necesidad que por ubicarse en el pedestal y tocar la gloria. Eso es la B.
El Torneo del Ascenso colombiano es un propicio escenario para refrendar que en el fútbol actual se atrofia la osadía, se impide gozar. Gramas en mal estado, estadios sin tribunas reglamentarias. Equipos que compiten más por la necesidad que por ubicarse en el pedestal y tocar la gloria. Eso es la B.
Escobar así lo confirmó: "Queremos que el equipo juegue bien, pero hay campeonatos en los que los adversarios no dejan jugar bien, como en la B. Es complicado jugar bien, porque los demás se meten atrás y la tiran de punta y para arriba".
América, como ocurrió en el primer campeonato, se ubicó en el primer lugar de la primera fase del Torneo, logrando el 'punto invisible'. Los rojos son líderes en la Reclasificación. Suman 79 puntos, seis más que el segundo, Autónoma.
"Siempre hemos sido primeros en la B."
"El equipo se prepara a principio de año para las finales. Es un cúmulo de ideas de trabajo en lo deportivo y lo mental. Durante todo el año hemos sido primeros, lo que indica que se ha hecho una buena labor, que tenemos que culminar logrando nuestro objetivo: devolverle la gloria a los hinchas, poniendo al América en el sitial que se merece. Hemos trabajado muy duro", comentó Alex Escobar.
"La del América pesa toneladas."
Campeón como jugador del América en el 84, 85, 86, 90 y 92. Con el rojo también fue sub-campeón de la Copa Libertadores en las cuatro oportunidades que estuvieron cerca de la cumbre continental. Es el jugador con más partidos disputados con los 'escarlatas' (578). El del barrio Obrero es un emblema del América. Alcanzó la 'escalera' para llegar al cielo y ahora lucha en el sótano, siempre con los americanos.
"Lo que nosotros vivimos en la calle, ya no se ve... hacer fundamentación tirando el balón contra el andén, la pared, recibir perfilado, jugar a un toque. Son dones con los que Dios lo manda a uno al mundo, y se pule en el barrio, donde ves gente que le hace un 'túnel' a un cura o fuman debajo del agua.
Uno iba a jugar con los grandes y al estadio, a gorriones. Jugué en todas las canchas de Cali. En el tiempo de nosotros no había escuelas. La escuela era la cancha de Loncha en la 25", rememoró Alex Escobar, al tiempo que agradeció a su gran formador, Édgar Mallarino. Recordó que fue recogebolas y reconoció que para jugar en la actualidad precisaría tener más velocidad.
"Aquí vinieron grandes jugadores y se tuvieron que ir. La vara con la que se mide al América es muy alta. Para venir a jugar acá hay que tener los 'huevos' bien puestos, porque esta camiseta pesa toneladas", aseguró.
"Aquí vinieron grandes jugadores y se tuvieron que ir. La vara con la que se mide al América es muy alta. Para venir a jugar acá hay que tener los 'huevos' bien puestos, porque esta camiseta pesa toneladas", aseguró.
"El América de Ochoa no daba espectáculo."
Equipo de grande luminarias fue el América del final de 1970, durante los 80 e inicios del 90. El América de Ochoa Uribe, considerado por muchos como una selección del continente con el uniforme de los escarlatas. Pese a ello, también recibía truenos de la prensa y los hinchas. "El América de Ochoa era competitivo, pero no brindaba espectáculo. Nos daban tanto 'palo' que el médico dejó de hablarles a los periodistas, y a los hinchas que iban a molestar, los mandó a rascarse la barriga a Pance. Luego vino el equipo de Maturana y Umaña que jugaban mejor", recordó Escobar.
Equipo de grande luminarias fue el América del final de 1970, durante los 80 e inicios del 90. El América de Ochoa Uribe, considerado por muchos como una selección del continente con el uniforme de los escarlatas. Pese a ello, también recibía truenos de la prensa y los hinchas. "El América de Ochoa era competitivo, pero no brindaba espectáculo. Nos daban tanto 'palo' que el médico dejó de hablarles a los periodistas, y a los hinchas que iban a molestar, los mandó a rascarse la barriga a Pance. Luego vino el equipo de Maturana y Umaña que jugaban mejor", recordó Escobar.
Fuente: Blog de Diego Umaña.
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